China: el Nuevo Océano Azul

Por Gonzalo Martínez Vargas

Desde los Juegos Olímpicos de Beijing, El Comunismo ha descubierto un Océano Azul: China misma.

Y la estrategia fue clara: en lugar de invertir en marketing e ir hacia los mercados mundiales, atrajo a la gente al mercado chino. Nada más tenía que ser anfitrión de los JJOO.
Y se mostró y de la mejor manera que debía. A partir de ahora, todos viajarán, invertirán, y comprarán en China. Aquí hay de todo y para todos. Y China es quien conquista el mundo, tal como Cerebro le dice a Pinky, en la serie de televisión animada Cartoon Network.

El Océano Azul
Los océanos azules se caracterizan por la creación de mercados en áreas que no están explotadas en la actualidad, y que generan oportunidades de crecimiento rentable y sostenido a largo plazo. Donde la mejor estrategia para competir no es tratar de superar a la competencia en el mercado existente (océano rojo), sino reposicionar la empresa buscando un nuevo mercado hasta ahora no explorado y por lo tanto sin competidores con los que luchar.

Y esto es China ahora: el mercado donde todos han de querer ir y conquistar. Pero hay que tener claro, el beneficio es para China.

Infraestructura y Marketing
Las cifras oficiales indican que gastó 41.442 millones de dólares: 4.655 en estadios y costos operativos, 10.437 millones en contener la contaminación y 26.350 en infraestructuras.
A su vez recibió 3.200 millones de dólares, entre los 12 sponsors oficiales y los 51 patrocinadores.

La pregunta es ¿cuanto tenía que gastar de fondos propios, para mostrarle al mundo su nueva cara, su imagen ?.
Bastante, pero mucho menos de lo que invirtió. Y todavía mantiene los estadios y la infraestructura. Mientras, vende los inmuebles, recupera capital y crea nuevos centros urbanos.

La decisión
Beijing 2008 fue un negocio brillante, más brillante aún para un país cuyo gobierno es comunista.

Jocosamente imagino una reunión del Comité Central de Partido Comunista Chino, a fines del siglo pasado, donde se da el siguiente dialogo: ¿Qué podemos hacer para mostrarnos ante el mundo?. Y alguien, allá atrás, perdido, hablando en voz baja, tira una idea loca, sin mostrar la cara: “Postulemos a Beijing para organizar los JJOO. Nosotros invertimos en estadios e infraestructura. Los sponsors financian el resto. Durante mes y medio somos el centro del mundo, estaremos en todos los hogares, en toda la prensa del mundo. Mostraremos quienes somos y lo que tenemos. Obviamente, sin invertir en publicidad”. Silencio. Sonrisas. Brillante.

Algo similar hizo Ford cuando decide ingresar a la F1, al ver que Ferrari, por haber ganado un gran premio, está en las portadas de todos los diarios deportivos del mundo. Y no había gastado ni un solo dólar en publicidad !.

Repercusiones
El gran cambio comenzó con el recorrido de la Antorcha Olímpica. Si bien es tradicional realizar el recorrido de la antorcha olímpica por decenas de países, nunca como esta vez, se siguió con tanta cobertura por la prensa internacional, en sus mas de 137.000 Km. de recorrido internacional. Todas las cámaras, las imágenes, minutos y minutos de televisión, prensa escrita y digital, al servicio de China, quien no hizo nada de publicidad, pues de eso ocuparon las agencias internacionales y los canales de televisión extranjeros.

Los JJOO no fueron organizados sólo por Beijing y el gobierno. Porque el pueblo, los ciudadanos, se prepararon, vivieron y apoyaron. He hablado con amigos chinos, de diversas regiones y en diferentes países, y todos se han sentido orgullos de ser anfitriones de los JJOO, de sus atletas, de su bandera. Estos juegos, despertaron aun más, el sentido de nacionalismo chino.

Los resultados están a la vista: recibió 21.000 periodistas acreditados. Más de 4.400 millones de personas en el mundo siguieron las olimpiadas por televisión; 920 millones de chinos vieron en directo la ceremonia de inauguración. Solo Beijing recibió 7 millones de turistas, de los cuales 3 millones fueron extranjeros.

Conclusiones
"Un mundo, un sueño”: fue el lema de los Juegos Olímpicos. Y se cumplió, ya que todo el planeta, se maravilló con Beijing 2008.

Por su parte, el sueño americano, el american dream, ya no es un sueño, sino una pesadilla, de la cual debe despertar rápidamente, porque en cada semáforo del planeta, habrá un chino manejando y por supuesto, haciendo negocios.

China: "se ha abierto al mundo... Ya no es ese país lejano ni lleno de misterios, exhibe su cultura, sus avances tecnológicos, su ciencia y su humanidad".

Atenas y Sydney no significaron para el mundo, lo que significó Beijing. Y obviamente Londres 2012, tampoco lo hará, pues no tiene mucho mas para mostrar, que lo que ya conocemos.

¿Es lógico pensar que el capitalismo ha invertido en el comunismo, para provecho de este último? Pues parece que si.

Y todo esto fue legitimado por George W. Bush, quien llegó a Pekín para presenciar la ceremonia de inauguración, siendo la primera vez que un presidente de EE UU acude a unos Juegos Olímpicos en el extranjero.